domingo

lagarto




Cuando me encontré ante tantos caminos - uno encima del otro, uno detrás, uno sobre mí o dentro mío - mientras el sol me creía un lagarto envejecido, elegí el más luminoso porque mi piel ya no me dejaba admitir a lo oscuro.

Todo el sendero estaba trazado para mí, y besé las plantas ante mis pasos como a grandes amores celestiales. Recorrí todos los cuerpos míos por entre un paisaje despejado, después de haber andado entre pantanos tan angustiosos como llorar en soledad y al frío. Mandé también a dormir los aluviones del deseo intrascendente: todo mi yo era deseo, y se cumplía a cada paso. Entonces andar era un gran resultado fantástico, en el que mis promesas se cumplían apenas eran ideadas.

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